martes, 10 de diciembre de 2013

Comentario Colbert-Mazarino.

Colbert: Para conseguir dinero, hay un momento en  que, engañar [al contribuyente] ya no es posible. Me gustaría, Señor  Superintendente, que me explicara cómo es posible continuar gastando  cuando ya se está endeudado hasta al cuello…
Mazarino: Si se es un simple mortal, claro está,  cuando se está cubierto de deudas, se va a parar a la prisión. Pero el  Estado…!! cuando se habla del Estado, eso ya es distinto!! No se puede  mandar el Estado a prisión… Por tanto, el Estado puede continuar  endeudándose. Todos los Estados lo hacen!
Colbert: Ah sí? Usted piensa eso? Con todo,  precisamos de dinero. Y cómo hemos de obtenerlo si ya creamos todos los  impuestos imaginables?
Mazarino: Se crean otros.
Colbert: Pero ya no podemos lanzar más impuestos sobre los pobres.
Mazarino: Es cierto, eso ya no es posible.
Colbert: Entonces, ¿sobre los ricos?


Cardenal Mazarino
Mazarino: Sobre los ricos tampoco. Ellos no  gastarían más y un rico que no gasta, no deja vivir a centenares de  pobres. Un rico que gasta, sí.
Colbert: Entonces cómo hemos de hacer?
Mazarino: Colbert, tú piensas como un queso de  Gruyere o como el orinal de un enfermo!!. Hay una cantidad enorme de  gente entre los ricos y los pobres!! Son todos aquellos que trabajan  soñando en llegar algún día a enriquecerse y temiendo llegar a pobres.  Es a esos a los que debemos gravar con más impuestos…, cada vez más…,  siempre más! A esos, cuanto más les quitemos, más trabajarán para  compensar lo que les quitamos¡¡. Son una reserva inagotable!!.


En este diálogo entre Colbert y Mazarino de hace ya mucho tiempo se refleja una situación que está de actualidad en los tiempos de crisis que vivimos. Como nos dice en el texto, cada día nos cobran más y más impuestos, pero llega un momento en el que los pobres no pueden pagar más y los ricos no lo quieren hacer. es ahí cuando Mazarino dice que se deben crear impuestos sobre los que no son ni ricos ni pobres, la clase media que sueña con enriquecerse y teme llegar a ser pobre, por lo que trabaja día a día y no se queja de los impuestos adicionales que le cobren. En la actualidad esto también está ocurriendo, lo vemos en las subidas de impuestos como el IVA y los numerosos recortes que está sufriendo la sociedad española, centrados principalmente en la figura de la clase media que está siendo la más castigada.

Comentario desamortización.

La desamortización española fue un largo proceso histórico, económico y social iniciado a finales del siglo XVIII por Godoy (1798), ministro y favorito de Carlos IV, y cerrado ya muy entrado el siglo XX (16 de diciembre de 1924). El concepto "desamortizar" hace referencia a privar a alguien de una  propiedad si no la explota correctamente; es decir, si dicha propiedad  está en poder de manos muertas. Una plena producción agrícola a fin de acrecentar la prosperidad y  poder de la nación hacía necesaria aquella desamortización. Obviamente,  esto iba en menoscabo del poder que tradicionalmente habían detentado  los estamentos eclesiástico y nobiliario. 
Así pues, la desamortización consistió en la expropiación forzosa y  subasta pública de las tierras y bienes hasta entonces inalienables; es  decir, propiedades desatendidas por parte de la Iglesia Católica o las órdenes religiosas y que fueran acumuladas por aquellos habituales beneficiarios de donaciones, testamentos y abintestatos. También se contaron en la magna operación los llamados baldíos y  tierras comunales de los municipios. En otros países sucedió un fenómeno de características más o menos similares. Su finalidad fue acrecentar  la riqueza nacional y crear una burguesía y clase media de labradores propietarios. Además, el estado obtenía  unos ingresos extraordinarios con los que se pretendían amortizar los  títulos de deuda pública.
La desamortización se convirtió en la principal arma política con que los liberales modificaron el régimen de la propiedad del Antiguo Régimen para implantar el nuevo Estado liberal durante la primera mitad del siglo XIX. La desamortización fue usada principalmente para vender las propiedades de la Iglesia a la clase burguesa, que sí que pagaría impuestos, además de darle uso comercial, industrial... a esa tierra. Las desamortizaciones hicieron que España viese rotas sus relaciones con el Vaticano en varias ocasiones a lo largo del siglo XIX. Las principales desamortizaciones en este tiempo fueron las de Mendizábal y Madoz.

Comentario diezmo.

El diezmo es un impuesto del diez por ciento que se debía satisfacer a diferentes estamentos, tales como, antiguas repúblicas, monarquías, señoríos, o a la «planta eclesiástica» vinculada a estos, que se abonaba en razón de obtener alguna contra-prestación o utilidad como «contribuyente», razón que fue diversificada durante las respectivas épocas. Este impuesto es propio de la edad media y, como vemos en este texto, hay lugares en los que sigue vigente, como el caso que se nos describe y además en Galicia. Yo creo que el pago del diezmo es algo muy injusto, que ya se suprimió hace mucho tiempo y que, por lo tanto, se debería de eliminar este caso cuanto antes, puesto que de no hacerlo nos situaría en la Edad Media.

viernes, 6 de diciembre de 2013

Mapa Europa a finales del S.XIX.


Mapa Europa a principios del S.XIX.


Mapa divisiones administrativas después de J. Burgos.


Tras el intento de una división provincial diferente promulgada por los liberales y con la regencia de María Cristina, Javier de Burgos ,ministro de Fomento en esta época, se encargo de la división provincial de finales de 1833 que sigue vigente con algunas modificaciones hoy en día. Fue un Real Decreto, fechado el 30 de noviembre de 1833, con siete artículos, el que establecía la constitución de cuarenta y nueve provincias. En virtud de aquél, el antiguo Reino de Murcia quedaba dividido en dos provincias, y ambas administradas por el Gobierno central: la de Albacete, al norte, y la de Murcia, al sur. Las provincias recibieron el nombre de sus capitales (excepto cuatro de ellas, que conservaron sus antiguas denominaciones: Navarra, con capital en Pamplona, Álava con Vitoria, Guipúzcoa con San Sebastián y Vizcaya con Bilbao). El proyecto de Javier de Burgos fue prácticamente el mismo que el de 1822, pero sin las provincias de Calatayud, Vierzo y Játiva; además, otras provincias cambian de nombre al cambiar de capital. El modelo de Javier de Burgos eran los departamentos franceses y si bien muchas de las decisiones de límites y adscripciones a provincias pudieron parecer arbitrarias (de acuerdo a criterios históricos y geográficos), no lo fueron tanto, puesto que seguían ciertos criterios "racionales": extensión (desde el punto más alejado de la provincia debería poder llegarse a la capital en un día), población (las provincias deberían tener una población entre 100.000 y 400.000 personas) y coherencia geográfica. A la cabeza de cada provincia, el gobierno de la nación designaría un representante, que ostentaría el título de jefe político.

Cuadro cronológico de Alfonso XII a nuestros días.

Mapa divisiones administrativas España antes J. Burgos.



Tras el levantamiento del general Riego, durante el Trienio Liberal (1820–1823), se impulsa la construcción del Estado liberal, y con él se promueve una nueva división provincial, aunque primero se recuperan las diputaciones de 1813. Se trataba de que esta división alcanzara a todo el país, sin excepciones, y fuera la trama única para las actividades administrativas, gubernativas, judiciales y económicas, según criterios de igualdad jurídica, unidad y eficacia. En enero de 1822 se aprueba, con carácter provisional, una división provincial de España en 52 provincias. Algunas de estas provincias aparecen por primera vez, como las de Almería y Málaga (desgajadas del tradicional Reino de Granada), Huelva (del Reino de Sevilla), Calatayud o Logroño, y otras aparecen con nombre nuevo como Murcia o las Provincias Vascongadas. Este proyecto hace pocas concesiones a la historia, y se rige por criterios de población, extensión y coherencia geográfica. Hay una voluntad de superar los nombres históricos, prefiriéndose los de las ciudades capitales. Tampoco se respetan los límites tradicionales de las provincias, configurando un mapa nuevo. Se eliminan los enclaves de unas provincias en otras, si pertenecen a distintos reinos, pero se conservan muchos enclaves cuando se hallan dentro del mismo. Este proyecto generó intensos debates por el número de provincias y la capitalidad, pero no dejaron de ser cuestiones menores. En 1822 se restablecieron los intendentes provinciales como delegados de Hacienda. Pero la caída del gobierno liberal y la restauración del absolutismo dio al traste con el proyecto. En 1823 se restablecen las provincias del Antiguo Régimen por lo que el plan de 1822 nunca llegó a entrar en vigor.